El Real Madrid selló su boleto a la final de la Liga de Campeones tras superar al Atlético de Madrid, con un marcador global de 4-2. Los blancos alcanzan así su segunda final europea consecutiva de la mano de Zinedine Zidane, el cual ha administrado la plantilla magistralmente.
La pérdida de Gareth Bale le ha dado al conjunto blanco mucho dinamismo en el mediocampo, gracias a la inclusión de un Isco que esta cerrando la temporada a un nivel superlativo. El dorsal "22" ataca lo espacios vacíos del medio para recibir y generar fútbol con mucha fluidez.
Esto nos lleva a analizar ese triángulo magistral compuesto por los Kroos-Modrić-Isco.
Con la ausencia de Carvajal. Toni Kroos hace un movimiento táctico esencial en fase de salida, en el cual conforma una línea de tres con Varane y Ramos, donde el alemán funge como "lateral izquierdo", y Marcelo se lanza como carrilero listo para recibir el pase limpio del "8" para embestir la banda izquierda. Se compensa la falta de Dani con un Marcelo mucho más adelantado.
Por otra parte aparece Luka Modrić. Motor incansable que recorre los compases del campo a su antojo, efectivo en el pase y decisivo al momento de empujar la salida merengue. El fútbol actual juega en el Madrid, porta el dorsal 19 y se apellida Modrić.
Isco por su parte aprovechó muy bien los espacios para hacer de enlace, siempre presto para servir de receptor-habilitador. Francisco es el "jugón" del Real Madrid, sus regates, visión de juego y pases filtrados, son el complemento ideal de los Kroos y Modrić.
Precisamente es Isco el encargado de darle el gol de la tranquilidad al Madrid, todo en un partido que se hacía cuesta arriba para los suyos, su libertad para moverse por todo el terreno le valió para aparecer como "9" para marcar y darle el boleto a Cardiff a los de "Zizou".
Zidane ha sacado el máximo de su plantilla, todos y cada uno han aportado para llevar al club al lugar donde hoy se encuentra. La próxima alcabala será la Juventus, en una final que promete un duelo tácticamente exquisito donde se medirá la contundencia de los blancos ante el equilibrio defensivo de una "Juve" que sólo ha recibido 3 goles en toda la Champions.
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